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En el proceso respiratorio normal, el aire ingresa por la nariz y pasa por la tráquea hasta llegar a las vías aéreas más pequeñas, denominadas bronquios. Los bronquios se dividen en bronquiolos y, finalmente, en grupos de sacos frágiles y delgados semejantes a racimos de uvas, denominados alvéolos. En los alvéolos, se produce el intercambio de oxígeno por dióxido de carbono en la sangre. La bronquiectasia es la destrucción y el ensanchamiento anormal de los bronquios, debido a una inflamación o infección recurrente. Como consecuencia, las vías aéreas se agrandan en forma anormal. Hay mayor secreción de mucosidad, que tiende a acumularse en las vías respiratorias dilatadas. Las vellosidades que recubren las vías respiratorias, los cilios, también se dañan; esto afecta la capacidad del paciente para impedir que el polvo y los gérmenes lleguen a los pulmones. Dado que los cilios ya no funcionan correctamente, también es difícil eliminar la mucosidad acumulada. Las infecciones pulmonares son comunes. Una persona puede nacer con bronquiectasias o puede contraer la enfermedad posteriormente, como resultado de otras enfermedades pulmonares. El principal síntoma de la bronquiectasia es una tos constante, que produce mucha flema y mucosidad. Aunque el paciente generalmente se siente bien, sin fiebre ni dolor, también pueden aparecer síntomas como fatiga, pérdida de peso, dificultad para respirar y sibilancias. La bronquiectasia puede tratarse de diversas maneras, incluso con antibióticos y fisioterapia respiratoria.
Duration: 01:48
Published: 17/02/2016
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