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La exposición a temperaturas muy bajas puede causar daños o congelar los tejidos de las extremidades, como las manos, los pies, la nariz y las orejas. La primera etapa de la congelación (o pregangrena) afecta la capa superficial de la piel (en inglés se denomina frostnip), que se torna blanca y blanda. Si la exposición al frío es prolongada, puede causar congelación. En esta fase del proceso, se forman cristales de hielo en las células de la piel. También puede afectar las capas más profundas de la piel. Con una mayor exposición al frío, los vasos sanguíneos superficiales se congelan y disminuye la irrigación sanguínea a la zona afectada. La falta de irrigación sanguínea y las temperaturas extremadamente bajas comienzan a afectar los músculos, los tendones, los vasos, los nervios e incluso los huesos. Las células congeladas se deshidratan rápidamente y empeora el daño en los tejidos. El grado de daño tisular permanente estará sujeto a la cantidad de tiempo que los tejidos estén congelados. Determinadas afecciones médicas y medicamentos pueden incrementar la susceptibilidad de una persona a desarrollar esta condición. Si cree que padece de congelamiento, caliente la piel lentamente en agua tibia. No utilice agua caliente ni calor seco para calentar la zona, ya que el daño podría empeorar. Es fundamental que el tratamiento contra el congelamiento sea indicado por un médico o un profesional del cuidado de la salud.
Duration: 01:28
Published: 17/02/2016
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